Hoy dejare las huellas de un querido amigo y gran periodista en mi Blog.
La siguiente es una nota que me realizara hace unos años el periodista y escritor Nino Ramella al presentar mi libro "Lluvia de Lunas"sobre cuentos, bebetecas, madres, niños y ese maravilloso universo creativo que nos vincula generación tras generación.
"Lluvia de Lunas" fue publicado por la editorial española MTM y refleja mis años de experiencias como educadora infantil, escritora y arte-terapeuta.
Les dejo aquí la nota.
La matriz
esencial
Reportaje de Nino Ramella a María Rosa Solsona
Uno sólo
muere cuando está solo dijo alguna vez Marguerite Yourcenar . Será tal
vez por eso que para conjurar la muerte apelemos a la voz primera llamando a
nuestra madre. Presumamos entonces que envolveremos nuestra despedida con los
mismos ropajes con los que fuimos recibidos. Así pues, la vida que completamos
en el gesto de morir se nutrirá siempre del color de los días primordiales.
Lluvia de
lunas , el nuevo
libro de María Rosa Solsona Roig, pone el foco en esa matriz esencial
que nos hará hombres y mujeres más o menos armados para la aventura de existir,
más o menos amorosos en el juego de compartir. No parece poca cosa.
Se dice que
la humanidad tardó siglos en comprender que había una relación entre la unión
hombre-mujer y los nacimientos. Más tarde la psicología trajo en tiempos
modernos la novedad de que en la niñez anidan muchos de nuestros conflictos.
Hoy ya no se cuestiona la etapa intrauterina como formadora de nuestra
personalidad futura, e inclusive muchos analizan las llamadas constelaciones
familiares para determinar influencias desde antes de nuestra concepción.
La primera
parte de Lluvia de lunas aborda justamente el habla de la vida antes de
nacer, de la elección del nombre del niño/a, de las etapas evolutivas hasta los
tres años, de las incidencias del género en la educación temprana, y de la
estimulación de los sentidos, a partir de masajes, musicoterapia, educación del
gusto y formación de hábitos para una alimentación variada.
La autora,
con más de 20 años de experiencia en abordar esta temática, enriquece su texto
con el aporte de especialistas que focalizan distintos aspectos de las
cuestiones que desarrolla. Así es cómo nutricionistas, pedagogos y psicólogos
completan una mirada integral del complejo mundo en el que un bebé se comunica
con él mismo, con su entorno y con los demás.
¿Qué ve un
bebé de un mes de vida? ¿Y a los cuatro? ¿De qué manera estimulamos sus
sentidos? ¿Sabe un bebé distinguir sabores? ¿Es su oído un instrumento hábil
para percibir emociones? ¿Cómo puede un padre utilizar estas herramientas para
ayudar a su hijo a ser más inteligente y mejor persona?
Estas y
muchas otras son las preguntas que Lluvia de lunas pretende desentrañar
a lo largo de las 160 páginas que constituyen un libro que revela claves para
aprovechar de todo lo que disponemos y en el momento oportuno. Aquí sí se
patentiza aquello de que tiempo perdido es perdido para siempre.
Nada podrá
reemplazar el contacto de la piel de la madre, ni las nanas para dormir aunque
no las entendiéramos. Aquel olor, textura, sabor... Nada podrá reemplazarlos, como
es mejor el verso aquel que no podemos recordar.
En la
segunda parte del libro, María Rosa Solsona Roig se dirige
específicamente al lenguaje, a la manera de estimular desde la más temprana
edad las capacidades cognitivas y a la formación de pequeñas bibliotecas, que
reciben el nombre de Bebetecas , y que ayudan a ir creando un lazo con
la lectura y el libro a través del juego y el afecto.
¿Es que
acaso un libro puede ser parte del mundo de un niño que no lee? Indudablemente
que sí. En la etapa del descubrimiento y la exploración el bebé los toca, los
mira, se siente atraído por sus colores, por sus texturas y hasta por su sabor.
María Rosa Solsona Roig ubica al libro como un juguete. En él
cuidaremos que sus materiales sean livianos, redondeados, con texturas
diferentes y colores vivos. Será un estimulador. Para chupar, para mirar, para
reconocer formas, para esconder, para entablar una comunicación con los demás ,
dice la autora .
Lluvia de
lunas nos enseña
que primero será un objeto que se integrará a su campo perceptivo, y le
permitirá ensayar las diferentes sensaciones visuales, táctiles, motrices…
Luego, cuando el niño ingresa en una etapa animista, se podrán ir incorporando
textos breves y repetitivos, con historias de estructura muy sencilla. El niño
podrá ir asociando las imágenes y las palabras, incorporándolas activamente y
enriqueciendo así su dominio cognitivo.
Cómo no
creer que el libro puede ser parte del mundo infantil, si prescindiendo de que
los leamos o no también son juguetes en la vida adulta. Compramos más libros de
los que leemos. Los atesoramos con un sentido de propiedad que difícilmente nos
ocurra con otros objetos. El acto de posesión que se perfecciona cuando el
libro llega a nosotros cobra una dimensión que no se compara.
El amor por
la lectura, por esa forma de vida que multiplica la nuestra, es también un
regalo de la experimentación, del entrenamiento y del placer con el que hemos
sido criados alrededor de los libros.
Lluvia de
lunas nos sugiere
el material para una Bebeteca pensada para bebés y niños de hasta
tres años. A lo largo de un capítulo específico se detalla como desarrollar
desde el hogar o la escuela este material, y en forma optativa se podrá
obtener, junto con el libro, una Bebeteca que haga las delicias de grandes y
chicos. Todo el material está pensado con la filosofía de permitir y promover
el acercamiento al libro, quitando la prohibición (por temor a las roturas) que
suele investir a los materiales delicados
María Rosa
Solsona Roig ha tenido
otra buena idea al no limitarse al análisis conceptual de cómo ayudar a los
bebés. Las canciones de cuna y cuentos incluidos en el libro, tratan de ser un
complemento útil también para ayudar a quienes acompañan al pequeño, a tener un
nuevo repertorio a la hora de cantar o narrar.
Aquella
mujer de ojos marrones y piel con olor a mamá está no sólo en mis primeros
recuerdos. La encuentro también en cada mañana en que puedo disfrutar del sol y
en cada libro en el que descubro un nuevo mundo.
Nino Ramella